La Ley 58/2003, de 17 de
diciembre, Ley General Tributaria dedica el artículo 40 al tratamiento de la
sucesión de las obligaciones tributarias relativas a personas jurídicas
extinguidas.
¿Quiénes son los sucesores?
La norma contempla
diferentes supuestos determinantes de la sucesión, atendiendo, por una parte al
tipo de entidad de que se trate, y al tipo de extinción de la personalidad
jurídica.
Así tendríamos:
- Disolución con liquidación de entidades con personalidad jurídica que limitan la responsabilidad de sus socios.
- Disolución con liquidación de entidades con personalidad jurídica que no limitan la responsabilidad de sus socios.
- Extinción de entidades mercantiles mediante disolución sin liquidación.
- Disolución de fundaciones.
- Disolución de entidades sin personalidad jurídica a las que se refiere el artículo 4 del artículo 35 de la LGT.
En el primero de los
supuestos, el sucesor o sucesores en las obligaciones tributarias de la entidad
extinguida y liquidada, serán los socios, partícipes o cotitulares que lo harán
de forma solidaria hasta el límite
del valor de la cuota de liquidación que les corresponda. Para evitar
actuaciones previas tendentes al vaciamiento de la entidad, que impidiera a la
Administración cualquier derecho derivado de las obligaciones tributarias, la
Ley 7/2012, de 29 de octubre extendió dicha sucesión a cuantas percepciones patrimoniales recibidas por
los socios, partícipes o cotitulares en los dos años anteriores a la fecha
de la disolución que minoren el patrimonio social que debiera responder de
tales obligaciones.
Nota:
Ello no impide la posible derivación de responsabilidad para aquellos
responsables que lo sean solidarios (en virtud del artículo 42.1.a y 42.2.a),
así como aquellos que pudieran ser declarados responsables subsidiarios, previa
declaración de fallido del deudor principal y los responsables solidarios
(artículo 43.1.b, o en su caso 43.1.g y 43.1.h).
En el segundo de los supuestos, al no limitarse la responsabilidad de los socios, serán éstos, partícipes o cotitulares, los que responderán solidariamente por la totalidad de las obligaciones tributarias, sin limitación alguna como si ocurría en el caso anterior.
En el tercer supuesto, es decir, en caso de extinción o disolución sin liquidación de entidades, las obligaciones pendientes de las entidades extinguidas se transmitirán a las personas o entidades que sucedan o que sean beneficiarias de la correspondiente operación (sociedades nuevas o existentes que reciban en bloque el patrimonio, en los casos de fusiones y escisiones). Esta norma, asimismo, se aplica a cualquier supuesto de cesión global de activo y pasivo.
En el cuarto supuesto, lo serán los destinatarios de los bienes y derechos de las fundaciones extinguidas.
En el último supuesto serán los partícipes o cotitulares de tales entes.
¿Qué es objeto de transmisión?
Se transmiten todas las
deudas tributarias, liquidadas o no al tiempo de producirse el hecho
determinante de la sucesión, así como las sanciones tributarias, si bien con una
particularidad, en el supuesto primero, entidades que limitan la
responsabilidad patrimonial de sus socios, partícipes o cotitulares, la
responsabilidad quedará siempre dentro de los límites de la cuota liquidativa
y/o percepciones patrimoniales percibidas dentro de los dos años anteriores a
la extinción de la entidad.
La Administración
tributaria podrá dirigirse contra cualquiera de los socios, partícipes,
cotitulares o destinatarios, o contra todos ellos simultáneamente o
sucesivamente, para requerirles el pago de la deuda tributaria y costas
pendientes (artículo 177 LGT).
¿En qué condiciones se transmite dicha responsabilidad?
En el estado en que
estuviera al momento de producirse la extinción. De tal manera que si la deuda
estuviera en periodo voluntario de pago, ésta se transmitirá en periodo
voluntario, si estuviera en vía ejecutiva, se transmitirá en vía ejecutiva.
En el caso que la deuda
tributaria no estuviera liquidada en el momento de producirse la extinción de
la personalidad jurídica de la sociedad o entidad, ello no impedirá que la
transmisión de las obligaciones tributarias devengadas a los sucesores,
pudiéndose entender las actuaciones con cualquiera de ellos.
Disuelta y liquidada una
sociedad o entidad, el procedimiento de recaudación continuará con sus socios,
partícipes o cotitulares, una vez constatada la extinción de la personalidad
jurídica.
¿Cabe limitar la responsabilidad solicitando un certificado a la Administración certificación detallada de las deudas, sanciones y responsabilidades tributarias?
NO, los sucesores suceden
a la entidad extinguida sin limitaciones, tal como hemos indicado sin que
exonere la solicitud de la certificación prevista en el artículo 175.2 de la
LGT.
CASO PARTICULAR: Sucesores de negocios o actividades de entidades no extinguidas
En este supuesto, los adquirentes o beneficiarios del negocio o actividad
sucederán en las obligaciones tributarias contraídas del anterior titular y
derivadas de su ejercicio, pero con varias particularidades:
- Se exige un procedimiento previo de derivación de responsabilidad, en calidad de responsable solidario del sucesor.
- Se podrá limitar la responsabilidad del adquirente si se solicita un certificado en los términos previstos en el artículo 175.2 de la LGT.
- No aplica sucesión en los casos de adquisición de elementos aislados, salvo que dichas adquisiciones permitan la continuidad de la explotación o actividad.
- Tampoco aplica en el caso de adquisición de explotaciones o actividades económicas pertenecientes a un deudor concursado cuando la adquisición tenga lugar en un procedimiento concursal.
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