sábado, 7 de septiembre de 2013

NUEVO CURSO, NUEVA REFORMA ...

Agosto ha hecho honor a su condición de mes de vacaciones y nos ha proporcionado pocas noticias tributarias, lo que ha permitido tomarnos un merecido descanso ante el nuevo curso que se nos avecina en el que previsiblemente se materialice la futura reforma fiscal que el Gobierno pretende aprobar antes del 31 de marzo de 2014, y cuyos efectos empezarán a notar los contribuyentes españoles ya en 2014. 
Desde aquí reclamamos, que si se lleva a cabo la referida reforma, ésta sea de una vez por todas estable y clara. A modo de ejemplo, el Impuesto de Sociedades ha sido modificado 70 veces en los últimos cuatro años. Asimismo, resulta vital que exista continuidad y garantía en la seguridad jurídica, algo de lo que actualmente se quejan amargamente muchos inversores no residentes.
Por otra parte, en estos momentos en que empieza a vislumbrarse un débil rayo de luz en el túnel de la recesión en que se encuentra nuestra economía, resulta de suma importancia que se alivie la presión sobre los impuestos, con reducciones reales en los tipos nominales del IRPF e IS, y al mismo tiempo se evite evitar caer en la tentación de crear nuevos tributos, especialmente los denominados “verdes”, que acaban teniendo poco de ecológicos y sí mucho de compensar gastos innecesarios y superfluos, especialmente por parte de muchas CCAA.
Resulta imprescindible que nuestro sistema fiscal además de estable, claro y garantista, contribuya a incentivar la actividad, en especial de las pequeñas y medianas empresas, pero sin olvidar por ello a muchas grandes empresas  (>6 millones de euros de facturación) que no son conocidas por la mayoría del público, pero que también contribuyen a la generación de la riqueza en España. De momento el objetivo es el contrario, Hacienda pretende obtener de las empresas un extra de 3.500 millones de euros en el próximo año.
A este respecto, consideramos interesante algunas de las propuestas lanzadas por el presidente de la OCDE, como las de a) Establecer bonificaciones por cualquier reinversión en la propia empresa, b) Facilitar la compensación de las deudas con Hacienda y la Seguridad Social contra aquellas que tienen contraídas las administraciones con las propias empresas; y c) que se dé el mismo trato fiscal a todos los empresarios, declaren como personas físicas (IRPF) o jurídicas (Sociedades). 
Finalizaremos indicando que si bien el Presidente del Gobierno ha adelantado una futura rebaja de los impuestos para dentro de un año, mucho nos tememos que se trate más de una medida electoralista que efectista. Habría que recordarle al Presidente que primero subió los impuestos, y luego mantuvo el incremento un año más de lo inicialmente prometido. Precisamente lo que reclamamos aquí es evitar estos vaivenes que desconciertan a tirios y troyanos.