jueves, 7 de marzo de 2013

LAS NECESIDADES OPERATIVAS DE FONDOS (UNA VISIÓN RÁPIDA)





"Hay que disponer del capital circulante suficiente para atender al proceso normal de adquisición de materias primas y suministros, fabricación de los productos, venta y financiación del período de cobro. Si las estimaciones iniciales acerca de las necesidades de capital circulante resultan insuficientes, deberán adoptarse algunas medidas de emergencia; de lo contrario, la empresa se paralizará totalmente."
W.H. Lough, Business Finance 1917
 
Un principio básico en finanzas es que debe existir una correlación entre la vigencia de los recursos financieros, y la duración de la inversión en que se materializan dichos recursos.
La gestión del circulante no puede abstraerse de dicha máxima, de ahí que sea clave en las empresas conocer sus Necesidades Operativas de Fondos (en adelante NOF). Las NOF son las inversiones que obligatoriamente debe hacer una empresa en activos corrientes netos para que el negocio funcione y no se pare.
Las NOF es el resultado de restar al activo corriente operativo (ACO)  -clientes, existencias y tesorería necesaria-, el pasivo corriente operativo (PCO) -proveedores, acreedores, Administraciones públicas-. Obsérvese que para su cálculo, no incluimos los excedentes de tesorería, ni la deuda bancaria a corto plazo.
 
                                                      NOF = ACO - PCO
 
Ahora bien, pese a que estemos utilizando terminología contable, debemos hacer hincapié en que el análisis de las NOF es fundamentalmente financiero, por lo que no debemos confundir las NOF resultantes de un balance, con las NOF que precisa una empresa.
Las NOF no es un concepto estático, sino todo lo contrario, es un concepto dinámico y que hay que vigilar continuamente, si queremos evitar tensiones de liquidez.
Lo primero que hay que hacer, es determinar cuál es nuestro nivel necesario de NOF en cada momento, y para ello es preciso un conocimiento profundo de la actividad de la empresa y de sus períodos medios (cobro, venta, almacén, pago) y traducirlos a unidades monetarias, sumándole, a continuación, la tesorería mínima para un funcionamiento adecuado de la empresa.
Las NOF como parte estructural de un negocio deben ser financiadas con recursos de naturaleza duradera, esto es aportaciones de los socios y financiación externa a largo plazo. La suma de estos recursos debería igualar los activos estructurales, esto es, el activo no corriente (ANC) y las NOF.
Aparece aquí un concepto tradicional como el del Fondo de Maniobra (FM), entendido como la diferencia entre Recursos a largo plazo y el ANC, que entendemos como el exceso de recursos a largo plazo destinados a la financiación de los requerimientos permanentes del proceso productivo, que en definitiva son las NOF.
De la comparativa entre el FM y las NOF, resultan las siguientes conclusiones.

               Si FM > NOF;  excedente de tesorería
               Si FM < NOF;  defecto de financiación, y necesidad de financiación adicional
               Si FM = NOF;  equilibrio financiero óptimo

En la medida que el FM resulte inferior a las NOF teóricas de una empresa, ésta está mal financiada. Ello puede traducirse en problemas de liquidez, pero ahí está la buena labor de un responsable financiero, para de forma continuada anticipar y negociar sus necesidades de recursos a corto, que le permitan corregir dicho déficit.
Por otra parte, un exceso de tesorería implica, también, un mal planteamiento financiero ya que supone infrautilizar recursos financieros limitados y costosos.
Como resultado, las situaciones que deberían darse de la contraposición de los conceptos FM y NOF, resultarían las siguientes:

                                                              FM = NOF
                                                          FM + RNC = NOF 

Donde RNC, son los recursos negociados a corto para cubrir dichos desfases conocidos y previstos.

Hasta ahora nos situábamos en el plano teórico, ¿Pero que pasa si las NOF reales son superiores a las NOF teóricas?
Hasta ahora habíamos indicado que la diferencia se debía a planteamientos financieros, ahora la situación cambia y el problema no es tanto financiero, como de funcionamiento de la empresa, y que exige la intervención no tanto del responsable financiero, como de los operativos (responsables de compras, comercial y producción). 
Esta situación puede devenir bien, por un alargamiento excesivo del plazo concedido a los clientes, bien por incrementar los stocks de productos y/o materias, o bien por reducir los plazos de pago a los proveedores. En este caso las tensiones financieras se incrementarán y aumentarán las posibilidades de iliqudez de la empresa. Un buen gestor financiero debería anticipar la situación, bien exigiendo la corrección de los anteriores desequilibrios, o si la situación resulta ser estructural, posibilitar un aumento del FM. En otros casos tendrá que gestionar con carácter temporal un aumento, en la medida de lo posible y permisible, de los recursos negociados a corto, hasta que se corriga el desequilibrio o se incremente el FM.
La realidad en las empresas suele ser muy diferente, ya que estas situaciones no se preven y acaban devengando en impagos continuos a proveedores, lo que empeora nuestra imagen y nuestras posibilidades futuras de obtención de financiación espontánea. En otros casos, supone una búsqueda desesperada de recursos financieros (nuevas líneas de crédito, descuento de efectos) en condiciones que agravan y ahondan la mala situación financiera de la empresa.
La ecuación pasaría a ser:

                                                     NOF = FM + RNC + RF

Donde RF, son los recursos forzados, generalmente obtenidos de forma inadecuada y con un elevado coste financiero y de imagen.

En conclusión, las NOF son una parte importante de la empresa que deben ser objeto de seguimiento y control continuado por el área financiera de la empresa. Se suele dedicar muchos recursos y control a los activos materiales e intangibles de la empresa, y a veces, poco tiempo y recursos a un activo que puede provocar un serio agujero en la posición financiera de la empresa. Hoy en día no solo el control, sino la reducción de las NOF resulta vital, dadas las limitaciones existentes en el acceso al crédito.

Me gustaría mencionar un aspecto importantísimo, y es que el análisis de las NOF si se hace desde una perspectiva eminentemente contable puede inducirnos a un grave error.
Hemos señalado que la diferencia entre las NOF reales y las NOF teóricas es una fuente de posibles problemas financieros, pero el balance, por la aplicación práctica del principio de "partida doble" no nos lo manifiesta de forma precisa. Así, por ejemplo, un aumento de los clientes y/o existencias, puede verse compensado con una disminución de la tesorería necesaria, o un aumento del saldo de proveedores. Las NOF contables pueden no estar variando en su saldo neto, pero sí en su composición, por lo que debe analizarse en detalle la evolución de los diferentes componentes por separado, y no en su saldo conjunto.

No quisiera dejar pasar por alto un caso muy concreto y que afecta a muchas Pymes cuya actividad principal es la prestación de servicios. Este tipo de entidades carecen prácticamente de ANC, y su mayor, y prácticamente único activo, es el saldo de clientes. Saldo, por otra parte, con un nivel de reducida rotación, y que presenta en la mayor parte de los casos una escasa posibilidad de conseguir reducir el plazo de cobro, y por consiguiente, de su importe global. Es un ejemplo claro de la diferencia entre la contabilidad y las finanzas. El balance obliga a clasificarlo en el activo corriente, pero la realidad financiera es que tiene más de activo permanente que de circulante.
Este carácter permanente del activo en términos relativos, exige de una financiación de la misma naturaleza. En conclusión, todos aquellos que inicien una actividad de prestación de servicios, deben tener muy presente este aspecto y dotarse de una estructura financiera duradera para hacer frente a esa materialización. Lo que indefectiblemente se traducirá en una aportación, fundamentalmente, por parte de los socios, debido a las limitaciones y reservas de las entidades financieras a financiar a largo plazo este tipo de materializaciones.

 
 
 
 
 

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