El pasado día 7 vio la luz el informe elaborado por una serie de expertos, con el objetivo de hacer sostenible nuestro sistema público de pensiones. Pese a que todavía falta mucho camino por andar, es un primer paso necesario para que podamos garantizar la percepción de una prestación, por modesta que sea, cuando accedamos a la jubilación.
En los próximos párrafos se hace un repaso de lo principal que supone la aplicación del elemento básico del informe "el factor de sostenibilidad", así como de los dos factores, en que a su vez, éste se basa.
El factor de sostenibilidad (FS)
El factor de sostenibilidad está diseñado para que los desequilibrios del sistema de pensiones se puedan anticipar cada año de manera transparente y se neutralicen de una forma distribuida en el tiempo.
El factor se
compone, en primer
lugar, de un Factor
de Equidad Intergeneracional (FEI) que busca que
las condiciones de las pensiones
sean iguales para
todos los jubilados,
con independencia de la
cohorte demográfica a
la que pertenezcan. En
segundo lugar, consta
de un Factor de
Revalorización Anual (FRA) que al proceso natural de evolución de la pensión media, une una
corrección basada en la relación
entre ingresos y
gastos del sistema
de pensiones. Sucintamente,
cuando los gastos crecen más que los ingresos, el FRA
frena el crecimiento natural de la pensión; en las situaciones contrarias, lo
expande. El FRA se calcula con cifras
de un conjunto
de años (entre 11 y 13) que
abarquen, en la
medida de lo posible, la totalidad del ciclo económico,
y, en caso de desequilibrio, permite la corrección, no de golpe, sino a lo
largo de varios años.
De cara a su implantación, el Comité de expertos recomienda el
estudio de una cláusula “suelo” que impida la caída nominal de las pensiones de
quienes ya sean pensionistas en el momento de aplicar el factor.
Una de las características más encomiables del FS es que se acaba con
una vinculación simple y directa
entre pensiones e IPC. Eso no quiere decir que las pensiones no puedan subir con
el IPC todos los años. El factor de sostenibilidad propuesto lo que hace
es modular la revalorización de las
pensiones alrededor del IPC, en función de la evolución de las variables que
determinan el equilibrio
presupuestario del sistema. Y
además lo hace
suavemente a lo largo del tiempo.
El Factor de Equidad
Intergeneracional de las nuevas pensiones de jubilación
La propuesta del Comité de expertos a éste respecto, es multiplicar la
pensión inicial con la que los nuevos jubilados entrarían cada año
en el sistema,
según la normativa
vigente, por un FEI. Este coeficiente resultaría de dividir la esperanza de vida de
los que han entrado en el sistema con una edad determinada en un momento anterior,
entre la esperanza
de vida de los
nuevos jubilados que
entran con la misma edad pero en un momento posterior.
Se aplicaría una única vez a los nuevos jubilados en el cálculo de su primera
pensión. Tendría el efecto de hacer variar la pensión inicial con la esperanza
de vida de cada cohorte.
Para ilustrar su
funcionamiento el Comité ha utilizado las últimas
proyecciones de la
esperanza de vida del INE. Partiendo
de la edad de referencia 65 años, y que el año inicial de aplicación es
2014. Para los pensionistas que se jubilen en 2015 con 65 años, el FEI
supondría multiplicar la
pensión mensual inicial
que les corresponde según las
reglas actuales por 0,9928, que es el resultado de dividir la esperanza de vida a los
65 años en 2014 (20,27; aproximadamente, 20 años y tres meses) por la esperanza
de vida a los 65 años
en 2015 (20,42;
aproximadamente, 20 años
y cinco meses),
tal como están estimadas por el INE.
Con las proyecciones actuales de esperanza de vida, este
coeficiente sería igual a 0,9339 para los pensionistas que se jubilen con 65
años en 2024, y a 0,8797 para los que lo hagan en 2034.
En definitiva, el FEI pretende adaptar la pensión inicial
al hecho que la pensión se
disfrutará durante más
tiempo al aumentar
la esperanza de
vida.
El Factor de
Revalorización Anual de todas las pensiones
El Factor de
Revalorización Anual que se propone, implica aumentar todas las pensiones de acuerdo
a una tasa (g) en función del crecimiento de los ingresos y del número de pensiones, del efecto sustitución
(derivado de que los pensionistas que entran anualmente en el sistema lo hacen
con pensiones distintas de los que salen)
y de la diferencia entre ingresos y gastos a lo largo del ciclo
económico.
Este factor pretende garantizar el
equilibrio a lo
largo del ciclo
económico, lo que significa que,
aunque en los
años de recesión o
crisis pueda no
darse dicho equilibrio,
sí tiende a
conseguirse a lo
largo del ciclo gracias a los superávits que se
alcancen en las fases expansivas.
El crecimiento (g) vendría minorado por la tasa de crecimiento
del número de pensiones, y del efecto
sustitución. Por su parte la
diferencia entre ingresos y gastos a lo largo del ciclo económico, afectaría
positivamente o negativamente, dependiendo de épocas de superávit o défict.
Para aplicar
esta fórmula, es muy importante
aclarar los ingresos
y los gastos
del sistema de pensiones
públicas que se
tienen en cuenta.
Los ingresos deben incluir
la parte de las
cotizaciones destinada a
pensiones contributivas, así
como otros ingresos
destinados al sistema como,
por ejemplo, los
intereses devengados por el
Fondo de Reserva
o las transferencias del
Estado para completar
las pensiones mínimas. Y
por gastos se entiende el pago
de pensiones contributivas y todos los costes asociados al
mismo, como pueden ser los gastos por
intereses de la deuda en que hubiera podido incurrir el sistema.
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